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La obra actual de Novais, nos conduce a la magia del impresionismo por los senderos de la lírica. Porque si en algo se puede obviar esa libertad discursiva es el sentido profundo de una pintura que ante todo nos revela como sujeto, como acción personalizada sobre el soporte. Y detrás de todo ello la presencia dinámica, cambiante, sorprendente del alma, que en el sentir humano de Novais se mece silenciosamente entre el sueño y la razón, entre el azar y la reflexión.

Colores que extiende con peculiar ritmo, sobre la superficie en blanco con sus óleos y sus acrílicos, creando su temática propia, atacando el espacio sin condiciones previas hasta elaborar enfrentamientos y ordenaciones, combinaciones cromáticas y ensayos de luz, y todo con un propósito que se convierte en tema, el de generar un estado de pausa y pensamiento. Novais se muestra austera en muchas ocasiones, a través de lo mínimo transmite mucho. Las formas se disuelven, surgen transparencia, a veces el impacto de una mancha de color, pero regresa a la serenidad, a la paz espiritual cuando no, una esperanza de desentumecer la mirada para que el espectador busque sin prisa, relajadamente.

A través de una estética propia, une lo abstracto con el aliento figurativo siendo el nexo la fina sensibilidad lírica de la artista. Y como una virtud más, su capacidad para el trabajo, su entrega a la pintura. Mario Nicolás